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La serie de televisión chilena -31 minutos- tiene una canción muy simpática sobre la bicicleta que seguro has escuchado, y en una parte de la letra con mucho ímpetu se escucha: "¡No necesito ciclovías alcalde!", a mí en lo particular me encanta esa parte, pero me lleva a pensar ¿que pasa con los que sí la necesitan? ó ¿en verdad son necesarias?; Por tratarse de un blog de ciclismo la respuesta sería obvia, pero si nos alejamos un poco de los allegados al tema, el asunto se diversifica.
Estamos a menos de una semana de que se inaugure la primer etapa de la ciclovía de Cuautitlán Izcalli y las críticas, descontentos y hasta mentadas están al por mayor, pues claro, no estamos en Copenhague o en Amsterdam, pero por lo contrario si soñamos o aspiramos con vivir en ciudades ordenadas y bien planeadas; entonces, ¿dónde esta la congruencia?.
Es el primer proyecto que veo en mi ciudad que no tiene que ver con empresas concesionarias o con cuotas de peaje, es más, ni siquiera importa si el vehículo que uses para transitar en ella es nuevo o lo heredaste de tus abuelos, por el simple hecho de que no importa, ya que es una obra meramente ciudadana que reconoce una parte de la población que desde siempre ha existido y que si llegára a incrementarse los beneficios serían exponenciales en distintos aspectos.
Yo no se como se imaginen los vehiculos del futuro, pero supongo que serán autos voladores, que no usen combutible, que no requieran servicios, no paguen impuestos y que nos lleven a nuestro destino en 10 minutos... Pues, ¿cómo les explíco?.. bueno, lo menos que puedo decir es que tal vez no nos toque verlo, por lo que tenemos que lidiar con las circunstancias actuales y la desalentadora realidad que eso implica.
Puede que el mensaje se este confundiendo y se piense que cómo ya hay ciclovía queremos que todas y todos dejen sus carros en casa y se vayan a Vallejo o a Polanco en bici, se levanten a las 4 de la mañana para alimentarse y prepararse a recorrer 30 o 40 km´s. No, la idea es hacer del espacio público un lugar dónde quepan otras formas de transporte y que esa inversión se traduzca en menor consumo de combustibles y en salud pública.
Por lo que respondiendo las primeras interrogantes puedo decir que mis amigos o yo, tal vez no necesitamos ciclovías, pero si con ellas podemos hacer visible nuestra necesidad de un espacio seguro para circular y si también con esa infraestructura se puede lograr que más personas pierdan el miedo y decidan realizar traslados en bicicleta, bien vale soportar críticas, groserías o apodos, mientras no nos atropellen y lleguemos con bien a casa.
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Rafael Molina
BiciVerde A.C.
